Texto crítico Resonancias.org 2009





La constante, de más relieve, de las obras de María Santa Cecilia es la evocación de la voz rebelde del cuerpo. Un cuerpo que tras dictaduras políticas, y después económicas, se rebela contra de las acciones históricas de la burguesía católica argentina, como las restricciones sexuales, detenciones, torturas, desapariciones. Manifiestamente, el cuerpo es la voz a partir de la cual, los artistas del hemisferio sur tratan de invertir las relaciones de subordinacion con la élite tradicional —y todavía actual— que impide cualquier cambio. De eso, se puede relevar las obras de las mujeres. Maria Santa Cecilia que borda rejillas industriales con hilos de colores floreciéndolos, habla de la reapropiacion, no solo de cosas, sino de la propia facultad del ser humano de mantenerse en un universo creativo, todo lo contrario al clima en que son producidas las rejillas de plástico.
La obra de la artista argentina se podría comparar a la educación, legado secular femenino. ¿Qué es la madre? Es la que da a cada uno la fuerza de la identidad en el mundo. Entonces, la trayectoria de Santa Cecilia resulta como una búsqueda infinita de domesticación de los objetos industriales. Visión irónica: de dos extremos de codos de horno, suspendidos en la pared, salen osos de peluche. Tubo por tubo, se piensa justamente; las Chicas fáciles, una serie de esculturas que han sido hechas con silenciadores adornados de pieles y encajes.
Rejillas negras, son bordadas con hilos anaranjados, rosados, rojos. Los Estados amorosos, representados por una bola enorme de papel rosado suspendida, que capta la atencion y que hipnotiza al espectador. Cada una de las piezas es una negación de lo anónimo del objeto fabricado en serie. Todo está hecho, principalmente de trabajo manual que se acerca al bordado, de una identidad y una profusion de colores que iluminan el dolor del mundo industrializado y su deshumanizacion.
Esos objetos banales y sin dignidad son recuperados, metaforizando a menudo la propia dignidad de la mujer al recuperar mediante el trabajo, semejante al trabajo subterráneo de la hormiga, pero con el objetivo de una desbordante alegria de libertad.

Jean Jackes Lachapelle, es Director de la Corporation A. Chenier L’Ecart, Centre d’artistes, Quebec (Canadá).


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